miércoles, 8 de diciembre de 2010

METÁFORA

El ego y el amor

¿Tu ego es acaso tu mano, tu cabeza o tu corazón? ¿Qué es y dónde está tu "yo"? La sensación de él está allí, pero no está en ningún lugar preciso. Siéntate en silencio por unos instantes y busca ese “yo". Te sorprenderá el descubrir que, a pesar de una intensa búsqueda, no podrás encontrar ese "yo" en ninguna parte. Cuanto más profundamente busques en tu interior, más te convencerás de que no hay ningún "yo", de que no hay un ego como tal. ¡Ah! El yo no se encuentra allí donde reside la verdad acerca del yo.

El emperador Malind envió a buscar al muy respetado monje Nassen para agraciar a la corte. El correo llegó donde Nassen y le dijo: "¡Monje Nassen! El emperador desea verte. He venido a invitarte". Nassen respondió: "Si deseas que vaya, iré; pero deberás perdonarme, pues no hay ningún Nassen aquí. Es sólo un nombre, un nombre temporal". El mensajero informó al emperador que este hombre era muy extraño. Había respondido que vendría, pero que allí no había ningún Nassen. El emperador quedó atónito. Nassen llegó a la hora convenida en un carro real, y el emperador le recibió en la reja. "¡Monje Nassen, te doy la bienvenida!", dijo. Al oír esto, el monje comenzó a reír: "Acepto tu hospitalidad como Nassen; pero por favor recuerda que no hay nadie que se llame Nassen". El emperador dijo: "Estás hablando en forma enigmática. Si tú no eres, ¿quién ha aceptado la invitación? ¿Quién está respondiendo a esta bienvenida?" Nassen miró hacia atrás y dijo: "¿No es éste el carruaje en el que vine?" "Si, éste es". El monje dijo: "Por favor suelten a los caballos". Así se hizo. El monje preguntó, señalando a los caballos: "¿Es éste el carruaje?" El emperador respondió: "¿Cómo pueden los caballos ser llamados un carruaje?" A una señal del monje los caballos se alejaron, y ante otra señal suya, las varas utilizadas para atar a los caballos fueron también retiradas. "¿Son estas varas el carruaje?" "¿Cómo pueden estas varas ser llamadas un carruaje?" Entonces las ruedas fueron quitadas.

"¿Son estas ruedas tu carruaje?" "Por supuesto que no; estas son las ruedas y no el carruaje". El monje siguió ordenando que quitaran todas las partes, una por una, y respecto a cada una de ellas el emperador tuvo que decir que no eran el carruaje. Finalmente, no quedó nada. El monje preguntó: "¿Dónde está tu carruaje ahora? Respecto a cada una y todas las partes que quitamos, afirmaste que no eran tu carruaje... Entonces dime, ¿dónde está ahora tu carro?"

El emperador quedó asombrado ante esta revelación. El monje prosiguió: "¿Me entiendes? El carruaje era un montaje. Era un conjunto de cosas. El carruaje no tenía un ser propio. Por favor, ve donde está tu ego, tu "yo". Verás que el "yo" no está en ninguna parte: es una corporación de muchas energías, y eso es todo. Piensa en cada uno de tus miembros, en cada uno de tus aspectos. Todo será eliminado: lo uno después de lo otro; y, finalmente sólo quedará la nada. El amor surge de esa nada, pues tú no eres esa nada; esa nada es Dios".


EL CARTEL

En un pueblo, un hombre instaló una gran tienda de pescado, con un gran cartel: "Aquí se vende pescado fresco". El primer día llegó un hombre a la tienda y leyó: "Aquí se vende pescado fresco". "¿Pescado fresco? ¿Acaso se vende pescado rancio en alguna parte? ¡Para qué escribir Pescado FRESCO!" El tendero vio que tenía razón. Y por otra parte, "fresco" también le daba la idea de "rancio" a los clientes. Eliminó "fresco" del cartel. El cartel ahora decía: "Aquí se vende pescado". Una anciana que llegó a la tienda al día siguiente, leyó en voz alta: "Aquí se vende pescado". "¿Acaso vende pescado también en alguna otra parte?" El tendero respondió: "No". "Aquí" fue eliminado; el cartel ahora decía: "Se vende pescado". Al tercer día, otro cliente vino a la tienda y dijo: "¿Se vende pescado? ¿Acaso alguien obsequia pescado?" Las palabras "Se vende", fueron también eliminadas. Ahora sólo quedaba "Pescado". Un hombre de edad vino y le dijo al tendero: "¿Pescado?". Incluso desde muy lejos, hasta un ciego puede saber que aquí venden pescado, debido al olor. "Pescado", fue también eliminado. El cartel estaba ahora en blanco. Alguien que pasaba dijo: ¿Para qué tener un cartel en blanco? El cartel fue quitado: después del proceso de eliminación, no quedó nada. Se eliminó una cosa después de la otra, y lo que quedó fue la nada, un vacío.

El amor puede nacer de esa vaciedad. Un vacío puede fundirse con otro vacío. Un cero puede unirse con otro cero, en forma total. Dos individuos no pueden encontrarse, pero dos vacíos si pueden, pues ahora ya no hay barrera. Todo tiene muros, pero el vacío no los tiene. Así que la segunda cosa que hay que recordar es que el amor nace sólo cuando la individualidad desaparece, cuando el "yo" y el "otro" ya no existen. Lo que sea que permanece entonces es el todo, lo ilimitado, pero no el "yo". Cuando eso se logra, las barreras se rompen, y ocurre el efluvio del Ganges, que se halla siempre presto a desbordarse.

OSHO

1 comentario:

María Gabriela Martínez Linzán dijo...

Chinita, me gustó mucho la historia del Aviso AQUÍ SE VENDE PESCADO FRESCO... hace pensar.....
Bendiciones